sábado, 5 de junio de 2010

¿Cómo influyen en nosotros las criaturas espirituales?

¿Ayudan los ángeles a los seres humanos?

¿Cómo han influido los malos espíritus en la gente?

¿Debemos tenerles miedo a los malos espíritus?




NORMALMENTE, conocer a alguien implica saber algunas cosas sobre su familia. De igual modo, conocer a Jehová Dios implica tener cierta información sobre su familia celestial. Esta se compone de ángeles, pues la Biblia los llama “hijos de Dios” (Job 38:7). Pero ¿cómo los utiliza Jehová para realizar su propósito? ¿Han cumplido alguna función en la historia de la humanidad? ¿Influyen los ángeles en nuestra vida? Si así es, ¿cómo?

La Biblia menciona a los ángeles cientos de veces. Analicemos algunas de ellas para conocerlos mejor. ¿Qué origen tienen los ángeles? Colosenses 1:16 responde: “Por medio de [Jesucristo] todas las otras cosas fueron creadas en los cielos y sobre la tierra”. Así pues, todos los seres espirituales llamados ángeles fueron creados individualmente por Jehová Dios mediante su Hijo primogénito. ¿Cuántos ángeles hay? La Biblia indica que hay cientos de millones y que todos ellos son poderosos (Salmo 103:20).*

La Palabra de Dios, la Biblia, nos informa que cuando Jehová creó la Tierra, “todos los hijos de Dios empezaron a gritar en aplauso” (Job 38:4-7). Este pasaje bíblico nos enseña que los ángeles ya existían mucho antes de la creación del hombre, pues existían incluso antes de la creación de la Tierra. También muestra que los ángeles tienen sentimientos, porque dice que “gozosamente clamaron a una”. Note que “todos los hijos de Dios” se alegraron “a una”, es decir, a la vez. Así que en aquel entonces, todos los ángeles formaban parte de una sola familia que servía unida a Jehová.

AYUDA Y PROTECCIÓN DE LOS ÁNGELES


“Mi propio Dios envió a su ángel y cerró la boca de los leones.” (Daniel 6:22)

Desde que observaron la creación de nuestros primeros padres, las criaturas espirituales fieles han demostrado mucho interés en la creciente familia humana y en el cumplimiento del propósito de Dios (Proverbios 8:30, 31; 1 Pedro 1:11, 12). Sin embargo, con el paso del tiempo han visto cómo la mayor parte de la humanidad ha decidido no servir a su amoroso Creador. Sin duda, esto ha entristecido a los ángeles fieles. Por otra parte, cuando regresa a Jehová aunque sea una sola persona, “surge gozo entre los ángeles” (Lucas 15:10). Como hemos visto, a ellos les importa mucho el bienestar de los siervos de Dios. Por eso no nos sorprende que Jehová los haya utilizado en muchas ocasiones para fortalecer y proteger a quienes le son fieles en la Tierra (Hebreos 1:7, 14). Veamos algunos ejemplos.

Cuando Dios destruyó las malvadas ciudades de Sodoma y Gomorra, el justo Lot y sus hijas sobrevivieron gracias a que dos ángeles los sacaron de la zona (Génesis 19:15, 16). Siglos después, el profeta Daniel fue arrojado a un foso en el que había leones, pero no sufrió ningún daño. Él explicó así la razón: “Mi propio Dios envió a su ángel y cerró la boca de los leones” (Daniel 6:22). En el siglo primero de nuestra era, un ángel liberó al apóstol Pedro de la prisión (Hechos 12:6-11). También Jesús recibió ayuda angélica cuando comenzaba su servicio a Dios en la Tierra (Marcos 1:13). Y poco antes de su muerte, se le apareció un ángel y “lo fortaleció” (Lucas 22:43). ¡Cuánto debió de animar a Jesús recibir ese apoyo en momentos tan importantes de su vida!

Hoy en día no vemos a estas criaturas espirituales, pues ya no se aparecen a los siervos de Jehová en la Tierra. Sin embargo, los poderosos ángeles siguen protegiendo al pueblo de Dios, sobre todo de las cosas que ponen en peligro su espiritualidad. La Biblia dice: “El ángel de Jehová está acampando todo en derredor de los que le temen, y los libra” (Salmo 34:7). ¿Por qué deberían animarnos mucho esas palabras? Porque hay peligrosos espíritus malignos, los cuales quieren acabar con nosotros. ¿Quiénes son? ¿De dónde salieron? ¿De qué formas tratan de perjudicarnos? Para averiguarlo, veamos brevemente algo que sucedió en los comienzos de la historia de la humanidad.

ESPÍRITUS QUE SON NUESTROS ENEMIGOS

Como aprendimos en el capítulo 3, hubo un ángel que se dejó llevar por el deseo de gobernar a otras personas, y de ese modo se puso en contra de Dios. Más tarde se le llegó a conocer por los nombres de Satanás y Diablo (Revelación 12:9). Después de engañar a Eva, durante un período de mil seiscientos años consiguió que casi todos los seres humanos se apartaran de Dios. Solo unos cuantos fueron fieles; por ejemplo, Abel, Enoc y Noé (Hebreos 11:4, 5, 7).

En tiempos de Noé hubo otros ángeles que se rebelaron contra Jehová. Dejaron su lugar en la familia celestial de Dios, bajaron a la Tierra y tomaron cuerpos de carne y hueso. ¿Por qué? Génesis 6:2 nos explica: “Los hijos del Dios verdadero empezaron a fijarse en las hijas de los hombres, que ellas eran bien parecidas; y se pusieron a tomar esposas para sí, a saber, todas las que escogieron”. Aquellos ángeles estaban corrompiendo a la humanidad, pero Jehová Dios no iba a tolerarlo por mucho tiempo. De modo que mandó un diluvio que acabó con toda la gente mala del mundo; solo se salvaron sus siervos fieles (Génesis 7:17, 23). Para sobrevivir, los ángeles rebeldes, o demonios, se vieron obligados a abandonar sus cuerpos humanos y regresar al cielo como seres espirituales. Con sus acciones demostraron que se habían puesto del lado del Diablo, quien de esa forma se convirtió en “el gobernante de los demonios” (Mateo 9:34).

Cuando los ángeles desobedientes regresaron al cielo, Dios no les permitió que siguieran formando parte de su familia celestial, igual que había hecho con Satanás (2 Pedro 2:4). Aunque ahora no pueden tomar cuerpos de carne y hueso, estos demonios todavía ejercen una terrible influencia en los humanos. De hecho, con su ayuda, Satanás “está extraviando a toda la tierra habitada” (Revelación 12:9; 1 Juan 5:19). ¿Cómo? Los demonios tienen varios métodos para extraviar, o engañar, a la gente (2 Corintios 2:11). Analicemos algunos de ellos.

CÓMO ENGAÑAN LOS DEMONIOS

Los demonios utilizan el espiritismo para engañar a la gente. El espiritismo es el conjunto de prácticas con las que se establece relación con los demonios, sea directamente o a través de un médium. La Biblia condena estas prácticas y nos advierte que evitemos todo lo relacionado con ellas (Gálatas 5:19-21). Se podría comparar el espiritismo al cebo, o carnada, que usan los pescadores. El pescador emplea diversos tipos de cebo para atrapar distintos tipos de peces. De igual modo, los malos espíritus utilizan diferentes formas de espiritismo para que distintos tipos de personas caigan bajo su control.

Un tipo de cebo que usan los demonios es la adivinación. ¿Qué abarca la adivinación? Todas las prácticas con las que se intenta conocer el futuro o lo oculto. Algunas formas de adivinación son la astrología, el uso de la bola de cristal, el empleo de cartas —como las del tarot—, la lectura de la palma de la mano y la búsqueda de revelaciones o señales misteriosas en los sueños. Aunque muchos creen que estas prácticas son inofensivas, la Biblia muestra que los adivinos trabajan en colaboración con los espíritus malos. Por ejemplo, Hechos 16:16-18 dice que “un demonio de adivinación” hacía posible que una muchacha practicara “el arte de la predicción”. Por eso, tan pronto como fue librada del demonio, la muchacha perdió esa habilidad.

Los demonios utilizan distintos métodos para engañar a la gente

Otra forma que tienen los demonios de engañar a la gente es animándola a comunicarse con los muertos. A los que lloran la muerte de seres queridos, a menudo se les hace creer cosas sobre los muertos que no son ciertas. Puede que un médium les dé información poco conocida sobre el difunto o hable con una voz que parezca la suya. Esto ha llevado a muchas personas a pensar que los muertos en realidad están vivos y que si se comunican con ellos recibirán consuelo. Pero tal consuelo es falso y, además, peligroso. ¿Por qué? Porque los demonios pueden imitar la voz de los muertos y dar a los médium información sobre ellos (1 Samuel 28:3-19). Por otra parte, como aprendimos en el capítulo 6, cuando alguien fallece, deja de existir (Salmo 115:17). De modo que todo el que “pregunt[a] a los muertos” ha sido engañado por los malos espíritus y actúa en contra de la voluntad de Dios (Deuteronomio 18:10, 11; Isaías 8:19). Por lo tanto, haga todo lo posible por evitar esa peligrosa carnada de los demonios.

Los espíritus malignos no solo engañan a la gente, sino que también la asustan. Satanás y sus demonios saben que solo les queda “un corto espacio de tiempo” para que los eliminen de la escena; por eso actúan con más crueldad que nunca (Revelación 12:12, 17). Aun así, miles de personas que antes vivían atemorizadas por esos espíritus han podido librarse de ellos. ¿Cómo lo han logrado? ¿Cómo puede uno librarse de los demonios, incluso si ha estado practicando el espiritismo?

CÓMO OPONERSE A LOS MALOS ESPÍRITUS

La Biblia nos dice cómo oponernos a los espíritus malos y cómo librarnos de ellos. Veamos el ejemplo de los cristianos que vivían en la ciudad de Éfeso en el siglo primero. Antes de hacerse cristianos, algunos de ellos habían practicado el espiritismo. Cuando decidieron dejar de hacerlo, ¿qué paso dieron? La Palabra de Dios indica: “Buen número de los que habían practicado artes mágicas juntaron sus libros y los quemaron delante de todos” (Hechos 19:19). Aquellos nuevos cristianos destruyeron sus libros de magia, y así dieron el ejemplo a la gente de la actualidad que quiera oponerse a los espíritus malos. Quienes deseen servir a Jehová tienen que deshacerse de todos los objetos relacionados con el espiritismo. Eso incluye libros, revistas, películas, carteles y grabaciones musicales que animen a practicar el espiritismo o lo presenten como algo atractivo y emocionante. También incluye los amuletos u otros objetos que suele llevar la gente para protegerse del mal (1 Corintios 10:21).

CÓMO OPONERSE A LOS MALOS ESPÍRITUS
■Deshágase de todos los objetos espiritistas que tenga
■Estudie la Biblia
■Ore a Dios

Unos años después de que los cristianos de Éfeso destruyeron sus libros de magia, el apóstol Pablo les escribió: “Tenemos una lucha [...] contra las fuerzas espirituales inicuas [o malvadas]” (Efesios 6:12). Eso indica que los demonios no se habían rendido. Aún intentaban tener a los cristianos bajo su control. Así pues, ¿qué más tenían que hacer estos? “Sobre todo —les dijo Pablo—, tomen el escudo grande de la fe, con el cual podrán apagar todos los proyectiles encendidos del inicuo”, es decir, de Satanás (Efesios 6:16). Cuanto más fuerte sea nuestro escudo de la fe, mejor podremos oponernos a las fuerzas espirituales malvadas (Mateo 17:20).

Entonces, ¿cómo podemos fortalecer la fe? Estudiando la Biblia. Para que un muro sea sólido, es muy importante que tenga cimientos fuertes. Del mismo modo, para que nuestra fe sea sólida, debe tener un fundamento fuerte: el conocimiento exacto de la Palabra de Dios. Si leemos y estudiamos la Biblia todos los días, nuestra fe se fortalecerá. Como un muro sólido, esa fe nos servirá de escudo contra la influencia de los espíritus malos (1 Juan 5:5).

¿Qué más tenían que hacer los cristianos de Éfeso? Como vivían en una ciudad llena de demonismo, necesitaban más protección aún. Por eso, Pablo les dijo: “Con toda forma de oración y ruego, [oren] en toda ocasión en espíritu” (Efesios 6:18). Como nosotros también vivimos en un mundo lleno de demonismo, para hacer frente a los ataques de los malos espíritus es esencial que le roguemos a Jehová que nos proteja. Algo fundamental es que mencionemos el nombre de Jehová en las oraciones (Proverbios 18:10). Además, tenemos que pedirle constantemente que ‘nos libre del inicuo’, Satanás (Mateo 6:13). Sin duda alguna, Dios contestará esos ruegos (Salmo 145:19).

Es cierto que los espíritus malignos son peligrosos. Pero no tenemos por qué vivir atemorizados por ellos si nos oponemos al Diablo y nos acercamos a Dios haciendo Su voluntad (Santiago 4:7, 8). El poder de los malos espíritus tiene límites. En tiempos de Noé, los demonios fueron castigados, y en el futuro recibirán su juicio final (Judas 6). Recuerde también que contamos con la protección de los poderosos ángeles de Jehová (2 Reyes 6:15-17). Ellos están muy pendientes de nuestra lucha contra los espíritus malos y desean que la ganemos. Por así decirlo, nos aplauden para animarnos. Por lo tanto, sigamos unidos a Jehová y a su familia de criaturas espirituales fieles. Además, evitemos todo tipo de espiritismo y pongamos siempre en práctica los consejos de la Palabra de Dios (1 Pedro 5:6, 7; 2 Pedro 2:9). De esa forma, seguro que venceremos en nuestra lucha contra los seres espirituales malvados.

Pero ¿por qué ha permitido Dios que sigan existiendo tanto los malos espíritus como la maldad, que tanto sufrimiento ha causado? En el siguiente capítulo se responderá esta pregunta.

No hay comentarios: