sábado, 5 de junio de 2010

El modo de vida que le agrada a Dios


¿Cómo puede usted hacerse amigo de Dios?

¿Qué tiene que ver con usted el desafío de Satanás?

¿Qué conductas desagradan a Dios?

¿Cómo puede llevar una vida que le agrade a Dios?

¿A QUÉ clase de persona elegiría como amigo? Probablemente buscaría la compañía de alguien con las mismas opiniones, intereses y principios morales que usted. Y seguro que preferiría a alguien con buenas cualidades; por ejemplo, que fuera honrado y amable.

A lo largo de la historia, Dios ha elegido a algunos seres humanos para que sean sus amigos íntimos. Por ejemplo, a Abrahán lo llamó amigo suyo (Isaías 41:8; Santiago 2:23). De David dijo que era un “varón agradable a [su] corazón”, porque era la clase de persona a la que él ama (Hechos 13:22). Y al profeta Daniel lo consideró “alguien muy deseable” (Daniel 9:23).

¿Por qué consideró Jehová a Abrahán, David y Daniel amigos suyos? Pues bien, a Abrahán le dijo: “Has escuchado mi voz” (Génesis 22:18). De modo que Jehová se acerca a quienes hacen con humildad lo que él les pide. “Obedezcan mi voz —les dijo a los israelitas—, y ciertamente llegaré a ser su Dios, y ustedes mismos llegarán a ser mi pueblo.” (Jeremías 7:23.) Si obedece a Jehová, también usted puede ser su amigo.

JEHOVÁ FORTALECE A SUS AMIGOS
Piense en lo que significa tener la amistad de Dios. La Biblia dice que Jehová busca oportunidades de “mostrar su fuerza a favor de aquellos cuyo corazón es completo para con él” (2 Crónicas 16:9). ¿Cómo puede Dios mostrar su fuerza a favor de usted? Salmo 32:8 indica una forma: “[Yo, Jehová,] te haré tener perspicacia, y te instruiré en el camino en que debes ir. Ciertamente daré consejo con mi ojo sobre ti”.

¡De qué forma tan conmovedora le expresa Jehová cómo cuidará de usted! Él le dará los consejos que usted necesite y, si los pone en práctica, velará por su bienestar. Dios desea ayudarle a superar las pruebas y dificultades que se le presenten (Salmo 55:22). De modo que si le sirve con todo su corazón, puede sentirse tan seguro como el salmista, que dijo: “He puesto a Jehová enfrente de mí constantemente. Porque él está a mi diestra, no se me hará tambalear” (Salmo 16:8; 63:8). Así es, Jehová puede ayudarle a llevar una vida que le agrade a él. Pero, como ya sabe, hay un enemigo de Dios que quiere impedirle que lo haga.

EL DESAFÍO DE SATANÁS

Como se explicó en el capítulo 11, Satanás desafió la soberanía de Dios. Acusó a Jehová de mentir y dio a entender que era un gobernante injusto, pues no permitía que Adán y Eva decidieran por sí mismos lo que estaba bien o mal. Después de que nuestros primeros padres pecaron, la Tierra empezó a llenarse de sus descendientes. Entonces Satanás puso en duda los motivos que tenían todos los seres humanos para adorar a Jehová. Fue como si dijera: “La gente no sirve a Dios por amor. Si se me da la oportunidad, puedo hacer que cualquier persona se ponga en contra de Dios”. El relato de Job demuestra que eso era lo que creía el Diablo. Pero ¿quién fue Job, y qué tuvo que ver con el desafío de Satanás?

Job vivió hace unos tres mil seiscientos años. Era un hombre tan bueno que Jehová dijo: “No hay ninguno como él en la tierra, un hombre sin culpa y recto, temeroso de Dios y apartado del mal” (Job 1:8). En efecto, Jehová miraba con favor a Job.

El Diablo puso en duda los motivos por los que Job servía a Dios. Le dijo a Jehová: “¿No has puesto tú mismo un seto protector alrededor de [Job] y alrededor de su casa y alrededor de todo lo que tiene [...]? La obra de sus manos has bendecido, y su ganado mismo se ha extendido en la tierra. Pero, para variar, sírvete alargar la mano, y toca todo lo que tiene, y ve si no te maldice en tu misma cara” (Job 1:10, 11).

Satanás afirmó que Job servía a Dios solo por lo que obtenía a cambio. También afirmó que si se ponía a prueba a Job, este se volvería contra Dios. ¿Cómo respondió Jehová al desafío del Diablo? Puesto que la cuestión tenía que ver con los motivos de Job, Jehová permitió que Satanás lo pusiera a prueba. De esta forma quedaría claro si Job amaba a Dios o no.

SE PONE A PRUEBA A JOB

Satanás sometió enseguida a Job a diversas pruebas. Hizo que le robaran parte del ganado y el resto muriera y que casi todos sus siervos fueran asesinados. Todo esto le causó graves problemas económicos. Después, el Diablo lo golpeó con otra tragedia, pues sus diez hijos perdieron la vida en una tormenta. Pero, a pesar de esas desgracias, “Job no pecó, ni atribuyó nada impropio a Dios” (Job 1:22).
Job fue recompensado por su lealtad

Satanás no se dio por vencido. Seguramente pensó que, aunque Job podía soportar la pérdida de todo lo que poseía y de sus siervos e hijos, se volvería contra Dios si se enfermaba. Por lo tanto, Jehová permitió que el Diablo le provocara una enfermedad repugnante y dolorosa. Pero ni aun así Job perdió la fe en Dios. Al contrario, dijo enérgicamente: “¡Hasta la muerte mantendré mi integridad!” (Job 27:5, Santa Biblia, Reina-Valera, 1995).

Job no sabía que era Satanás quien había provocado sus desgracias. Como no conocía los detalles del desafío del Diablo a la soberanía de Jehová, temía que Dios fuera el causante de sus problemas (Job 6:4; 16:11-14). Aun así, se mantuvo íntegro, o leal, a los ojos de Jehová. Y no solo eso: con su conducta fiel, Job demostró que era falsa la acusación de Satanás de que servía a Dios por motivos egoístas.

La lealtad de Job le permitió a Jehová dar una firme respuesta al desafío insultante de Satanás. Job era de verdad amigo de Jehová, y él lo recompensó por su lealtad (Job 42:12-17).

¿QUÉ TIENE QUE VER CON USTED EL DESAFÍO DE SATANÁS?

La cuestión de la lealtad a Dios que planteó Satanás no tenía que ver solo con Job. También tiene que ver con cada uno de nosotros. La Palabra de Dios lo muestra claramente en Proverbios 27:11, donde dice: “Sé sabio, hijo mío, y regocija mi corazón, para que pueda responder al que me está desafiando con escarnio”. Estas palabras, escritas siglos después de la muerte de Job, indican que Satanás seguía desafiando a Dios y acusando a Sus siervos. Cuando vivimos de una manera que le agrada a Jehová, ayudamos a responder las acusaciones falsas de Satanás y así le alegramos el corazón a Dios. ¿Qué piensa usted de eso? Aunque tenga que hacer cambios en su vida, ¿verdad que sería maravilloso que pudiera contribuir a dar respuesta a las mentiras del Diablo?

Fíjese en que Satanás aseguró: “Todo lo que el hombre tiene lo dará en el interés de su alma” (Job 2:4). Al decir “el hombre”, Satanás dejó claro que no solo estaba acusando a Job, sino a todos los seres humanos. Este detalle es muy importante. El Diablo ha puesto en duda la lealtad que usted le tiene a Dios. A él le gustaría que, cuando a usted le surjan dificultades, desobedezca a Dios y deje de actuar como debe. ¿Qué métodos pudiera utilizar Satanás para conseguir su propósito?

Como vimos en el capítulo 10, Satanás utiliza varios métodos para apartar a la gente de Dios. Por un lado, ataca “como león rugiente, procurando devorar a alguien” (1 Pedro 5:8). De modo que usted notará su influencia si sus amigos, sus familiares u otras personas se oponen a que estudie la Biblia o ponga en práctica lo que aprende (Juan 15:19, 20).* Por otro lado, Satanás siempre está “transformándose en ángel de luz” (2 Corintios 11:14). Así pues, el Diablo puede utilizar métodos astutos para engañarlo y evitar que lleve una vida que le agrade a Dios. Uno de esos métodos es el desánimo. Tal vez haga que usted piense que nunca logrará agradar a Dios (Proverbios 24:10). Pero sea que Satanás actúe como un “león rugiente” o como un “ángel de luz”, su desafío es el mismo: él asegura que cuando usted se enfrente a problemas o tentaciones, dejará de servir a Dios. ¿Cómo puede responder a su desafío y demostrar que es leal a Dios, como hizo Job?

OBEDEZCAMOS LOS MANDAMIENTOS DE JEHOVÁ

Usted puede responder al desafío de Satanás llevando una vida que le agrade a Dios. ¿Qué implica eso? La Biblia contesta: “Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza vital” (Deuteronomio 6:5). Cuanto más ame a Dios, más deseará hacer lo que él le pide. El apóstol Juan escribió: “Esto es lo que el amor de Dios significa: que observemos sus mandamientos”. Si ama a Jehová con todo su corazón, verá que “sus mandamientos no son gravosos”, es decir, no son una carga (1 Juan 5:3).

¿Cuáles son los mandamientos de Jehová? Algunos tienen que ver con comportamientos que debemos evitar. Por ejemplo, fíjese en el recuadro titulado “Evitemos lo que Jehová odia”. Contiene una lista de conductas que la Biblia condena de forma clara. A primera vista, algunas quizás no le parezcan tan malas. Pero después de meditar en los textos bíblicos, probablemente verá lo sabias que son las leyes divinas. Puede que tenga que hacer cambios en su vida y que eso sea una de las cosas más difíciles a las que jamás se haya enfrentado. Sin embargo, quienes llevan una vida que le agrada a Dios sienten una gran satisfacción y felicidad (Isaías 48:17, 18). Y eso es algo que usted puede lograr. ¿Cómo lo sabemos?

EVITEMOS LO QUE JEHOVÁ ODIA

El homicidio (Éxodo 20:13; 21:22, 23).

La inmoralidad sexual (Levítico 20:10, 13, 15, 16; Romanos 1:24, 26, 27, 32; 1 Corintios 6:9, 10).

El espiritismo (Deuteronomio 18:9-13; 1 Corintios 10:21, 22; Gálatas 5:20, 21).

La idolatría (1 Corintios 10:14).

La borrachera (1 Corintios 5:11).

El robo (Levítico 6:2, 4; Efesios 4:28)

La mentira (Proverbios 6:16, 19; Colosenses 3:9; Revelación [Apocalipsis] 22:15).

La avidez o codicia (1 Corintios 5:11)

La violencia (Salmo 11:5; Proverbios 22:24, 25; Malaquías 2:16; Gálatas 5:20).

El mal uso de la lengua (Levítico 19:16; Efesios 5:4; Colosenses 3:8).

El mal uso de la sangre (Génesis 9:4; Hechos 15:20, 28, 29).

La negativa a mantener a la familia (1 Timoteo 5:8).

La participación en las guerras o las disputas políticas de este mundo (Isaías 2:4; Juan 6:15; 17:16).

El consumo de tabaco o drogas (Marcos 15:23; 2 Corintios 7:1).



Porque Jehová nunca nos pide más de lo que podemos hacer (Deuteronomio 30:11-14). Él conoce nuestro potencial y nuestras limitaciones mejor que nosotros mismos (Salmo 103:14). Además, puede darnos las fuerzas que necesitamos para obedecerle. El apóstol Pablo escribió: “Dios es fiel, y no dejará que sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que junto con la tentación también dispondrá la salida para que puedan aguantarla” (1 Corintios 10:13). A fin de ayudarnos a aguantar, Jehová puede incluso darnos “poder que es más allá de lo normal” (2 Corintios 4:7). Así fue en el caso de Pablo, quien, después de soportar muchas pruebas, dijo: “Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder” (Filipenses 4:13).

ADQUIRAMOS LAS CUALIDADES QUE LE AGRADAN A DIOS

Por supuesto, para agradar a Jehová no basta con evitar lo que él odia. También hay que amar lo que él ama (Romanos 12:9). ¿No se siente usted a gusto con las personas que tienen las mismas opiniones, intereses y principios morales que usted? Pues Jehová también. Así que aprenda a amar las cosas que él ama. En Salmo 15:1-5, donde se indica a quiénes considera Dios sus amigos, se mencionan algunas de tales cosas. Los amigos de Jehová producen lo que la Biblia llama “el fruto del espíritu”, que abarca las siguientes cualidades: “amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad [y] autodominio” (Gálatas 5:22, 23).

Algo que le ayudará a desarrollar las cualidades que le gustan a Dios será leer y estudiar regularmente las Escrituras. Además, al ir aprendiendo lo que Jehová espera de usted, llegará a tener su misma forma de pensar (Isaías 30:20, 21). Cuanto más ame a Jehová, más deseará que su modo de vida le agrade a él.

Se necesita esfuerzo para llevar una vida que le agrade a Jehová. La Biblia dice que cuando uno efectúa cambios profundos en su vida, es como si se desnudara de la vieja personalidad y se vistiera de una nueva (Colosenses 3:9, 10). Sin embargo, el salmista dijo sobre las normas divinas: “En guardarlas hay un galardón grande” (Salmo 19:11). Si usted lleva una vida que le agrade a Dios, también recibirá muchas recompensas. Además, responderá al desafío de Satanás y alegrará el corazón de Jehová.

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